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  • L’adtech français à l’international : une expérience réussie

    L’adtech français à l’international : une expérience réussie

    L’adtech regroupe l’ensemble des sociétés et technologies utilisées dans le monde de la publicité digitale.
    Au cours des dernières années, l’écosystème adtech français a connu une croissance sans précédent. L’automatisation de la vente d’espaces publicitaires sur Internet (= programmatique) représente une véritable révolution technologique pour ce secteur qui a trouvé en France les ingrédients nécessaires pour se développer rapidement. Teads, Criteo, Ogury ou encore The Moneytizer sont aujourd’hui des exemples de réussite française dans le monde de la publicité en ligne.

    Si nous analysons l’évolution de toutes ces entreprises, nous pouvons constater que leurs stratégies ont quelque chose en commun : leur présence internationale. Toutes ont décidé tôt ou tard de dupliquer leur modèle à l’étranger. Cette volonté d’étendre leurs modèles économiques à d’autres pays est soutenue par la situation générale des startups françaises à l’étranger. Selon les données du dernier baromètre de Pramex International, avec des données allant de mars 2017 à février 2018, le nombre de startups ayant décidé de s’établir hors des frontières françaises a augmenté de 25% en un an. En moyenne, cette croissance est de 37% par an depuis 2011, un chiffre qui explique l’essor de l’internationalisation au cours des dernières années.

    Pour les entreprises de l’adtech, l’internationalisation a été un moyen d’élargir leur modèle commercial de manière sûre. Dans la plupart des cas, il s’agit de modèles ‘scalables’ qui peuvent s’appuyer sur leur base locale pour ouvrir de nouveaux marchés étrangers sans prendre de risques trop importants ni même dépenser des sommes considérables en ressources humaines et techniques.

    À l’inverse des entreprises industrielles, par exemple, les sociétés de l’adtech remplissent les conditions nécessaires pour laisser de côté les questions telles que le transport de marchandises ou la distribution d’un produit et ainsi se centrer sur d’autres sujets tels que l’adaptation à une nouvelle langue ou la modification du produit.

    Internet est le grand allié de l’internationalisation des entreprises dédiées à la vente d’espaces publicitaires en ligne et constitue le principal moyen de toucher directement d’autres marchés. Internet permet à ces sociétés de s’appuyer sur l’équipe et la structure locales pour transférer leur modèle à l’étranger et ainsi devenir des entreprises mondiales.

    Acteurs français sur une scène globale

    Telle est la stratégie suivie par des entreprises comme Criteo.
    Créée en 2005, cette société est devenue un acteur mondial de la publicité principalement grâce à sa technologie publicitaire. Basée sur le principe de retargeting, ils offrent une publicité en ligne cilbée, realisée à partir de données issues du parcours des internautes, grâce à l’aide du machine learning.
    Dans sa stratégie, l’internationalisation est l’un des piliers fondamentaux. La décision de la société de constituer une équipe à caractère international fort et d’acquérir certains de ses principaux concurrents étrangers l’a amenée à devenir l’un des principaux acteurs mondiaux du secteur. Criteo compte plus de 30 bureaux répartis dans 20 pays en Europe et au Moyen-Orient, en Asie / Pacifique et en Amérique.

    Dans la même lignée se trouve Teads.
    Avec un chiffre d’affaires avoisinant les 281 millions d’euros (chiffres de 2017), la société est devenue le leader incontournable de la publicité native video. Son principal moteur de croissance est l’expansion internationale. Soutenue par une technologie de cloud mondial qui lui a permis d’accélérer cette expansion, Teads explore de nouveaux marchés depuis un certain temps, à commencer par les États-Unis. L’Asie a ensuite suivi avec l’adoption de son format inRead, par exemple, par des médias japonais.

    L’adtech français a de beaux jours devant elle ! Les succès de ces nouveaux géants de la publicité en ligne ont permis à des sociétés plus jeunes de s’inspirer de la scalabilité de leurs modèles. C’est le cas de sociétés comme SublimeAdyoulike ou encore The Moneytizer qui connaissent une croissance internationale très forte en adaptant leurs solutions à des dizaines de pays avec un nombre de bureau réduit.
    « La scalabilité du modèle économique d’une start-up s’impose aujourd’hui comme le premier critère de réussite de celle-ci« . Pablo Calero, Directeur du Développement Espagne et LATAM / The Moneytizer.

    Publié le 3 décembre 2018 sur Siècle Digital.

  • Málaga sobre dos ruedas

    Málaga sobre dos ruedas

    Málaga sobre dos ruedas

    La llegada de turistas en crucero con poco tiempo para conocer la ciudad han impulsado una nueva forma de hacer turismo en en la capital de la Costa del Sol subido en una bicicleta

    Publicado en La Opinión de Málaga el 8 de agosto de 2010

     

    Conocer la ciudad en bicicleta se ha convertido en los últimos tres años en una de las opciones preferidas de los turistas que visitan la capital. El perfil del visitante ha cambiado. Desde el mes pasado y hasta final de año más de medio millón de turistas llegarán a la ciudad en los 207 cruceros que el Puerto tiene previsto recibir. La llegada de viajeros en barco ha llenado el centro de gente que dispone de poco tiempo para ver mucho, por lo que desplazarse en bicicleta se convierte en la mejor opción.
    Además, desde 2008 las aerolíneas de bajo coste han abierto rutas con varios países del Este de Europa y la llegada de turistas de esta zona ha experimentado una notable subida. En estos lugares la bicicleta es un medio de transporte más y eso los convierte en consumidores de este tipo de turismo sobre dos ruedas cuando llegan a Málaga.
    Luego están los clásicos como Holanda, Bélgica, Francia o Italia, países donde la bicicleta es ya un vehículo para ir a trabajar o para desplazarse en los trayectos cotidianos.
    El nuevo turista busca un acceso más rápido a la cultura y para ellos la bicicleta supone el medio de transporte más cómodo, más rápido y más ecológico.
    Por otra parte, el viajero de los últimos años es más independiente: quiere un medio de transporte, un mapa y descubrir la ciudad por su cuenta. Es lo que hacen en otras ciudades europeas y es lo que quieren hacer en Málaga.
    Las empresas conocen esta situación: saben lo que busca el turista y conocen cómo ofrecérselo. Por eso, en los últimos tres años varias firmas han trasladado a la ciudad esta idea.

    Iniciativa extranjera
    En la mayoría de los casos son emprendedores extranjeros, conocedores de esta actividad en otros países y que buscan zonas donde aún no se ha implantado.
    Es el caso de Vladimir Jescht, que en 2007 creó una de las compañías de alquiler de bicicletas enfocada al turismo en la ciudad, además de ser el responsable de los taxis a pedales, una iniciativa pionera en Andalucía.
    Este alemán de 33 años es el fundador de Málaga Bike Rental, dedicada al alquiler de bicicletas, y de Tricosol, el servicio de taxi en triciclos. Después de estudiar el mercado turístico en la ciudad, se dio cuenta de que «había que ofrecer algo diferente», dice.
    En el caso de los triciclos, el turista solo tiene que subir a uno de los vehículos que se encuentran distribuidos por el centro de la ciudad y elegir una ruta. El servicio funciona desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde.
    Los conductores actúan también como guías y dan explicaciones de los monumentos y edificios que encuentran a su paso. La información se ofrece hasta en seis idiomas: inglés, alemán, ruso, eslovaco, francés y español.
    Los precios varían según el tiempo, aunque hay rutas cerradas, como el servicio desde el barco al centro histórico (9 euros) o del centro a la playa (5 euros). También tienen ofertas de distancias cortas: hacen desplazamientos hasta una tienda o un restaurante por 2,50 euros.
    Para los turistas más autónomos está el alquiler de bicicletas. Éstas suelen ser de estilo holandés, aunque también las hay de montaña. El interesado sólo tiene que firmar un contrato de alquiler y aceptar las normas. La empresa propone, además del centro, paseos por la costa y fuera de la capital.
    Jescht explica que a partir de 2008 han notado un incremento del volumen de negocio, especialmente desde la apertura de nuevas rutas aéreas con Málaga. Además, las previsiones son buenas y en 2011 se plantean llevar el servicio a otras localidades costeras de la provincia como Marbella o Benalmádena.
    Este joven empresario, cuyo proyecto recibió el apoyo de las instituciones, cuenta que son ya varias las empresas de otras ciudades andaluzas como Granada y Sevilla que se han interesado por el servicio y le han pedido ayuda para ponerlo en marcha.

    Rutas guiadas
    Otra de las empresas de turismo en bicicleta es Málaga Bike Tours. Su creadora, Kay Farrel, conoció el servicio en Barcelona y le pareció «una idea estupenda» trasladarlo a Málaga, una ciudad donde ya había vivido antes. «Es la mejor manera de conocer una ciudad», asegura.
    Su compañía ofrece rutas por las calles del centro guiadas por un monitor que cuenta la historia de los edificios más significativos y de las calles por las que pasan. Hacen paradas en lugares emblemáticos como la Alcazaba, la Catedral o el Museo Picasso.
    Los grupos son de hasta quince personas procedentes de todas partes del mundo, también españoles. El servicio se ofrece en inglés y holandés y la edad de los usuarios va desde los 6 años hasta los 76. Los precios oscilan entre los 18 y los 23 euros.
    La ruta más común es un paseo de cuatro horas por el centro histórico de la ciudad. También ofrecen un tour de 20 kilómetros a lo largo de la costa hasta Rincón de la Victoria y hasta una versión nocturna de la vuelta al centro, de dos horas de duración y que ofertan en verano.

  • Málaga tendrá un nuevo cielo en diez años

    Málaga tendrá un nuevo cielo en diez años

    Málaga tendrá un nuevo cielo en diez años

    Los nuevos hábitos en la iluminación de las calles podrán reducir un 11% el consumo del alumbrado exterior

    Publicado en La Opinión de Málaga el 26 de agosto de 2010

     

    Cuatro años de espera han hecho falta para que la comunidad cuente al fin con una normativa que regule la contaminación lumínica. Fue en 2006 cuando el Gobierno andaluz empezó a dar los primeros pasos de un reglamento que fue aprobado finalmente por el Consejo de Gobierno el pasado 3 de agosto.
    La norma pretende evitar las intrusiones del alumbrado exterior en el ámbito privado, la llamada intrusión lumínica, además de garantizar el buen funcionamiento de los observatorios astronómicos y mejorar la eficiencia energética.
    Pero los efectos de las nuevas reglas van más allá, como explica David Galadí, coordinador para Andalucía de Cel Fosc, Asociación contra la Contaminación Lumínica. En un plazo de diez años, Málaga podrá tener un nuevo cielo cuando se empiece a sustituir el alumbrado tradicional de las calles y la cantidad de luz emitida desde la ciudad experimente una significativa bajada. Esta reducción dejará ver algo más las estrellas, ya que actualmente en la capital sólo vemos en torno a un 7 por ciento de los cuerpos celestes.
    Además, el halo de luz que envuelve a la ciudad se volverá de un tono más blanco y menos dañino, algo que se notará especialmente cuando se llega a la ciudad en avión, según Galadí.
    Pero la normativa también cambiará la fisonomía de muchos edificios. Ya no será posible, por ejemplo, que una compañía de seguros ilumine su fachada durante toda la noche. Además, los edificios emblemáticos tendrán que ser iluminados de arriba a abajo para evitar así la dispersión hacia el cielo nocturno.

    Decisión municipal

    No obstante, todo esto depende de la voluntad política. La nueva normativa deja en manos del Ayuntamiento una multitud de excepciones sobre las que el Consistorio debe pronunciarse.
    Según Galadí, por la vía de las excepciones y con la discreción con la que se tratan muchos aspectos, la norma «puede perder eficacia».
    En el caso del alumbrado festivo, el reglamento «obliga a poco», según el experto, quien asegura que el legislador «es muy sensible a las cuestiones de impacto comercial».
    Tampoco es «muy taxativa» la norma en lo que se refiere a la iluminación de edificios de especial interés patrimonial o cultural. En este sentido, Galadí asegura que parece «razonable» que monumentos importantes se queden encendidos durante más tiempo.
    Además, la norma es muy generosa en cuanto a plazos. Por este motivo, muchos efectos se notarán con el paso de los años.
    Pero detrás de todo estos cambios está el ahorro. Según las estimaciones de la Junta de Andalucía, la aplicación de la nueva norma supondrá una reducción anual prevista de 17,4 millones de Kw/h en el consumo eléctrico, lo que significa un ahorro del 11 por ciento. En concreto, se dejarían de emitir a la atmósfera 7.500 toneladas de dióxido de carbono.
    Para la delegada provincial de Medio Ambiente, Remedios Martel, la nueva normativa «es un avance más» de todo lo que se está trabajando en materia de contaminación.
    Ademas, asegura que servirá para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. La norma se ocupa también de la llamada intrusión lumínica, la luz del exterior que entra en las viviendas y que en muchos casos produce problemas de insomnio a muchos vecinos.
    Se trata de una demanda de las asociaciones medioambientales desde hace años y que ahora estará regulado.
    Otro aspecto que también contempla el reglamento es la protección del medio natural. La contaminación lumínica no solo afecta a las personas, sino que en los últimos años se ha convertido en un problema para los animales y plantas que necesitan a veces un entorno oscuro para vivir.
    Este hecho no es tan patente en Málaga como en otras zonas de la comunidad, territorios de protección natural como Doñana o Matalascañas.
    En definitiva, la nueva norma deja abierto el alcance de las medidas, a la espera de ordenanzas municipales que determinen en qué grado cambiarán las cosas.
    Sin embargo, algo que no se contempla y que subyace tras este problema es la percepción que tienen los ciudadanos del fenómeno.
    Según el coordinador de Cel Fosc, hay un problema de comunicación: la ciudadanía debe entender que la cuestión que está detrás de todo esto es cuidar el entorno. Si la población no es capaz de entender esto, los políticos tampoco lo harán y no aunarán esfuerzos para lograr avances.
    Esto se traduce, por ejemplo, en que en Málaga es aún «un signo de modernidad» el alumbrado ostentoso en eventos como la Feria o Navidad. De esta manera, se desperdician recursos para conseguir una ciudad con un cielo menos contaminado.

  • Cuando el Sáhara era malagueño

    Cuando el Sáhara era malagueño

    Cuando el Sáhara era malagueño

    Al menos medio centenar de vecinos de la ciudad vivieron en El Aaiún los últimos años de dominio español del Sáhara Occidental. Todos recuerdan aquel tiempo como una de las mejores etapas de sus vidas. Ninguno de ellos ha vuelto
    Publicado en La Opinión de Málaga el 24 de agosto de 2010

     

    Pedro no quiere volver al Sáhara. «No se puede volver. Algunos me reconocerían y dirían que les abandonamos», asegura. Sin embargo, fue allí donde pasó los mejores años de su vida.
    Pedro Vicario tiene ahora 77 años. Llegó en 1961, una vez terminado el servicio militar. Su hermano vivía en El Aaiún y le invitó a cambiar de residencia por un tiempo. Lo que empezó siendo una visita de un mes se convirtió finalmente en diez años.
    Pisó el suelo africano siendo un joven de 27 años y lo primero que le llamó la atención fue que la arena le llegaba a las rodillas.
    En poco tiempo fue nombrado presidente del Círculo Recreativo y Cultural de la ciudad. Desde ese puesto se convirtió en el principal agitador cultural de la ciudad. Detrás de todas las actividades estaba el trabajo de Pedro.
    Una de las cosas que más disfrutaba eran las cabalgatas de Reyes Magos. Fue tantas veces disfrazado que en una ocasión una niña le reconoció. «Rey Vicario, ¿me va a traer lo que he pedido?», le preguntó.
    «No sé cómo fue. Me adapté de tal modo que me costó trabajo salir de allí», recuerda.
    Fue ése el momento más triste, el de la despedida. «Me compré unas gafas oscuras para que nadie me viera llorar». Un grupo de amigos le organizó un almuerzo en el mismo aeropuerto y ya en el avión las azafatas le tuvieron que llevar un refresco para que se le pasara el sofocón.
    «Cada vez que Vicario organizaba algo ponía a medio Aaiún bocabajo», dice Pedro Escaño. Es otro de los malagueños que vivieron en el Sáhara español y compartió esa etapa con Vicario.
    Su caso fue distinto. Era militar y en 1970 lo destinaron a la capital saharaui. Vivió allí dos años, primero solo y luego con su mujer y sus dos hijos. Lo recuerda como una buena etapa, aunque lo peor sin duda fueron las condiciones de vida. «Se vivía un poco precario y conseguir agua, por ejemplo, era un incordio», recuerda.
    Su estancia en la ciudad transcurrió prácticamente en el cuartel, pero los días de descanso recuerda haber dado paseos con su familia o pasar horas en el Casino, que fue centro de reunión para los españoles que residían allí.
    Su aventura se acabó cuando lo destinaron a Málaga en 1972.
    Otro malagueño, Miguel Zurita, se vino de El Aaiún cuando bajaban la bandera española y subían la marroquí. Un momento muy triste que no le gusta recordar.
    Estuvo en el Sáhara catorce años. Se casó allí con la hija de un militar y tuvo dos hijos. «Aquellos fueron unos momentos muy bonitos y muy felices. No hacía falta pedir nada», asegura, aunque no se arrepiente de haber vuelto a Málaga.
    Su llegada a El Aaiún estuvo motivada también por su hermano, que ya vivía allí. Fue él quien le dijo que se quitara inmediatamente el traje con el que llegó a la ciudad, ya que no era la prenda más adecuada para moverse entre tanta arena.
    Luego fue testigo del crecimiento de la ciudad: «Empezó a hacerse grande por días. Hicieron casinos y grandes edificios».
    Miguel venía a Málaga dos meses al año por vacaciones, pero cuando pasaba cuarenta días en la capital «estaba loco por volver».
    Recuerda especialmente el trato con los africanos. «El saharaui era un árabe normal y corriente. Tengo grandes recuerdos de la gente de allí». Su trabajo le permitió tener un contacto más directo con ellos. Fue administrador de la central eléctrica y a menudo tenía que solucionar los problemas con el suministro.
    «Una vez tuvimos que cortar la luz a un saharaui por falta de pago. Al poco tiempo llegó a la central y dijo que se le había marchado el fuego de la bola». Para estas ocasiones tenía preparadas unas cajitas con un algodón en su interior. «Toma, aquí tienes el fuego de la bola», le dijo. Eso sí, antes había enviado a un técnico para que les restableciera el suministro.